Los pilotos de Ayamonte y el Derrotero de las Indias de Alonso Barrozo
El 15 de octubre de 1689, Benito Alonso Barrozo, «capitán de mar y guerra por S. M. y de las maestranzas de la Armada de Barlovento de la carrera de las Yndias y natural de la ciudad de Ayamonte», ponía punto final, en la población andaluza donde había nacido, a su Derrotero de las Indias Occidentales, y compendio de todas sus notas de la parte del Norte, yslas, bajos, sondas, puertos, anclajes, distancias, alturas, aguadas y señas con algunas advertencias mui necesarias a los pilotos modernos.
Este ayamontino escribió una publicación náutica específica donde describía con el ánimo de enseñar a las nuevas generaciones de navegantes sobre la travesía a las Indias. Un libro de 122 folios escrito por ambas caras recoge diferentes rutas para llegar a las Indias. Al mismo tiempo constituye una auténtica geografía descriptiva del Océano Atlántico. La obra se encuentra en el Museo Británico de Londres.
En su trabajo Barrozo, elogia a los navegantes de Ayamonte y a su tierra con estas palabras: <desde que se descubrieron las Yndias Occidentales fueron siempre ( y son el presente) los hijos de esta nobilísima ciudad de Ayamonte quienes más continuación han cursado su carrera a, adelantándose en la facultad Náutica y sobresaliendo en el Arte de pilotos tanto quanto es notorio al mundo, y lo dirán los libros de la Real Casa de la Contratación quasi llenos de asientos, de pilotos, contramaestres y marineros, que en el servicio de S. M. que Dios guarde continúan en sus armadas de Galeones y flotas. Y siendo yo el más imperito de mis compatriotas, en dicho arte me arrojo a ser el más atrevido en pretender salga a la luz de la imprenta este derrotero»
Destaca el papel predominante de Ayamonte a finales del siglo XV. Es lugar cercado y de grande población. Su puerto no es tan pequeño que no fuera capaz de gruesas armadas si la barra no fuera tan dificultosa de tomar porque la divide en dos un grande banco de arena y la por donde entran los navíos de mayor parte es la que pueda a la parte de poniente por tener más fondo y ser más ancha que la otra». Una razón ésta que, como en el caso de Sevilla en el Guadalquivir, podría explicar la evolución marinera de Ayamonte, en declive ya en el siglo XVII.
La madera que proporcionaban los pinares litorales para la construcción de las carabelas y el protagonismo marinero de los pescadores de la costa de Ayamonte, Cartaya, Lepe, Isla Cristina, Gibraleón, Palos, Moguer, Huelva y San Juan del Puerto les vincularon con la empresa americana.
A principios del siglo XVI, en 1503, se fundó la Casa de la Contratación de Sevilla. Como establecimientos destinado al control de la actividad comercial, el tránsito de personas y expediciones entre España y América.